Si estás haciendo algo que vale la pena, tendrás competencia. De hecho, si no te encuentras con competencia deberías plantearte si lo que haces en realidad vale la pena. Hay varias maneras de gestionar la competencia. Uno de los extremos es atacarla, pero es una actitud contraproducente, ineficaz y claramente absurda.
El otro extremo consiste en ignorar a los competidores. Esta estrategia puede funcionar si finges ignorarlos mientras los vigilas de cerca, pero no es lo mejor que puedes hacer.
La mejor manera de enfrentarse a la competencia es un proceso de tres pasos.
Primero, conocerla. Esto significa informarte sobre ellos, probar sus productos, hablar con sus clientes y asistir a los actos que organiza el sector. Gracias a internet, ahora es más fácil que nunca.
Segundo, analizarla. La mejor manera de hacerlo es confeccionar tres listas de características y capacidades:
• Lo que ambos podemos hacer.
• Lo que nosotros podemos, pero ellos no.
• Lo que ellos pueden hacer, pero nosotros no.
Lo bueno de esta lista es que te obliga a reconocer los aspectos en que tus competidores son superiores a ti. Y si no se te ocurren maneras en que la competencia te supera, significa que no las has buscado lo suficiente o que no tienes idea.
Tercero, acorrálala – imagina a todos los rivales que puedas arrinconados a base de alabanzas condenatorias que queden grabadas en la cabeza de los consumidores-. Por ejemplo, en 2010, Steve Jobs acorraló a Google cuando la gente se quejaba de que Apple controlaba en exceso las aplicaciones compatibles con el iPhone, comparándolo con lo abierto que era el sistema operativo del Android de Google.
Lo que dijo fue: “ La gente que quiera porno puede comprarse un Android¨. Dicho de otro modo, acorraló a los teléfonos Android identificándolos como el dispositivo para la gente que quiere mirar porno. El iPhone de Apple, en cambio, era un dispositivo limpio y controlado para personas que no son pervertidas.
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